Cada cabeza es un mundo
y su mundo se detuvo junto al mío.
El gran Atlas que lo sostenía
fue mi temeroso hombro.
Todo era silencio entre dos mundos.
Mientras el estéreo gritaba:
Como golpeando las puertas del cielo.
Su mundo se detuvo junto al mío,
y nunca estuvimos tan cerca como ese día.
Fue solo un pequeño instante
pero resonará en la eternidad.
Nunca me gustó tanto el pop-rock
como cuando el mundo se detuvo
y un susurro en mi oído
que decía: llévame,
marca el tiempo de este silencio.
La música dibujó las siluetas
de la hermosura a media luz.
Cuando me di cuenta era noviembre, y llovía.
Los que eran dos parecían uno solo,
al compás de un tiempo de Vals, o pop.
A saber, quizá era Rock.
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Awwwwwwwwww!!!! sublime…
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